Crítica de la semana: Malos tiempos para las plataformas

ANÁLISIS | Semana del 10 al 16 de octubre de 2022

El talento se paga. Esto es una verdad absoluta sobre la que hay poco a debatir. Cuando alguien pone sus habilidades artísticas al servicio del público este debe recompensarlas a través de una bonificación económica. De la misma forma que cuando vamos a un concierto pagamos una entrada, lo lógico que es abonemos un dinero cuando disfrutamos de una obra audiovisual en nuestras casas. El principio de servicio y recompensa tiene su lógica, pero también sus matices y sus contextos.

En las últimas semanas los medios de comunicación nos están bombardeando con las penurias económicas que nos esperan para los próximos meses. Todo sube menos los salarios. Una coyuntura que viene siendo la tónica habitual de los últimos años pero que todo parece indicar que se verá acentuada por la guerra en Ucrania. Es el momento de definir prioridades, y muy probablemente las necesidades culturales de los europeos pasaran a ser un bien de lujo en los meses que tenemos por delante.

Con todo lo que se viene a nivel económico, las plataformas preparan movimientos inminentes en sus servicios. Esta semana Netflix anunciaba un nuevo plan de para sus clientes; que consiste en una reducción de 2 euros de la suscripción actual a cambio de incorporar publicidad en sus contenidos. No solo eso, también habrá una ligera reducción en el catálogo disponible para los que se acojan a la oferta más económica de la plataforma. Vamos, lo que vendría a ser la tele de toda la vida.

Disney +, Netflix y compañía replantean sus estrategias por el contexto que vivimos, pero también por la voraz competencia que se ha instalado entre ellas. Lo que antes era un monopolio ahora es un poco ciudad sin ley. Dudo mucho que puedan sobrevivir todas ellas a no ser que se especialicen en públicos más específicos. Un buen ejemplo es Filmin, con un catálogo muy concreto y una legión de feligreses que aseguran la supervivencia de la plataforma más indie.

Valorando la situación y teniendo en cuenta que hay infinidad de contenido gratis en la tele en abierto, ¿el consumidor puede que reduzca el número de suscripciones para volver a los brazos de su televisor de antaño? No creo.

El espectador debe decidir ahora si le sale a cuenta seguir pagando por ver televisión o si se conforma con el contenido “gratuito” en abierto. Lo siento señores, pero así es el capitalismo. Las plataformas se han ido metiendo en nuestras vidas hasta hacernos creer que son necesarias. Queremos lo que tiene el vecino, aún sin pensar de forma objetiva si realmente podemos prescindir de ello en nuestro día a día.

El talento se paga, sí, pero también hay mucho de comodidad en la tele a la carta. El lo veo cuándo quiero y cómo quiero también ha pesado en el trasvase de muchos espectadores a las plataformas. Pero ahora que la publicidad trastocará un poco la tranquilidad de los suscriptores, veremos si no sopesan la posibilidad de reducir costes y frecuentar más a menudo la televisión de toda la vida.

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