El comentado y aplaudido ‘guantazo’ de la madre de Frigenti a Rafa Mora en ‘Sálvame’

Marisa, la madre de Miguel Frigenti ha puesto los puntos sobre las íes a Rafa Mora en ‘Sálvame’ con varios guantazos.

Después de que en las últimas semanas, Marisa, la madre de Miguel Frigenti se haya enfrentado a los colaboradores de ‘Sálvame’ como Rafa Mora por cómo tratan a su hijo; ‘Sálvame‘ ha estrenado este jueves una nueva sección ‘Para hablar de mi madre te limpias la boca’ en la que las madres de los colaboradores que quieran enfrentarse a sus compañeros lo puedan hacer en directo.

Y como cabía esperar, la encargada de estrenar la sección ha sido Marisa, la madre de Miguel Frigenti, que se ha mostrado clara y directa contra los colaboradores que más daño han podido hacer a su hijo como Gema López, Kiko Matamoros y sobre todo Rafa Mora, que no podía contener la risa al ver sus enfrentamientos con Miguel Frigenti.

«Has visto lo que tu eres en el trato con mi hijo y me gustaría saber por qué, porque esto viene desde el inicio en el que Miguel empezó a trabajar aquí. No sé que motivo te lleva a tratarle como le tratas. Yo soy madre y tu también tienes a una madre», empezaba diciéndole Marisa. En ese momento, Rafa Mora le paraba los pies recordándole que su madre estaba en su casa y que no la metiera en esto.

«Iba a decir que no quiero hacer sangre y no la quiero hacer daño», justificaba Marisa. «Bueno pero como está en casa, vamos a tener un respeto a los que están en casa», le advertía Rafa Mora. Un comentario que provocaba que Marisa se echara encima lanzándole un guantazo. «Mira Rafa, no me hables tu de respeto macho. Porque si tu te atreves a hablarme a mí de respeto ya es mearte fuera del tiesto», soltaba Marisa.

Tras ello, Marisa ha intentado seguir diciéndole lo que no entiende de su actitud. «Yo soy mucho de refranes y voy a emplear uno. En el pecado va la penitencia y a ti la audiencia te adora», aseveraba con sorna la madre de Frigenti. «Por eso fue la semana que más audiencia hicimos en los últimos seis meses», espetaba Rafa Mora. «Si, porque te adoran», volvía a decir ella con ironía. «Da igual por lo que sea, si lo importante son los números», añadía él.

«La audiencia subió mucho porque estaba esperando que te echaran», se atrevía a matizar Miguel Frigenti. Mientras Marisa, advertía a Rafa que «ya hemos terminado» sin querer seguir hablando con él. Volviendo al tema, Rafa Mora aseguraba que él no tenía nada en contra de Miguel Frigenti y se quejaba de que su madre le hablara con desprecio y pusiera gestos. «No te hablo con desprecio, te hablo con dolor», le contestaba ella.

«Personaje, tú»

Rafa Mora no dudaba entonces en recordar que Miguel Frigenti llegó a ‘Sálvame’ asegurando que Alejandra Rubio había llamado «vieja de mierda» a Lydia Lozano en su cumpleaños. «No entró con buen pie. A mi personajes como él que vienen a hablar de las miserias con sus amigos no me gustan», remarcaba.

«Personaje tú, mi hijo es periodista», le corregía indignada Marisa. «Que tu estás por ‘Mujeres, hombres y viceversa y por hacer bolos porque estabas muy bueno. Mi hijo pasó por la universidad y está aquí porque se lo ha currado», defendía la madre de Frigenti. «Su hijo es periodista pero se ha convertido en personaje y él está orgulloso de ello», defendía Rafa Mora.

«Él no entró por ser un gran periodista, entró por contar mierdas y miserias», insistía Rafa. «Como entraste tú», le recriminaba Marisa. «No, yo entré por guapo como acaba de decir usted», contestaba Rafa Mora. «Y por vender tus historias con tu novia. Y por hacerte un poli de si tu novia te había puesto un pitoncito o dos», decía en alusión a cuando salió que su novia Macarena le era infiel. «No me vendas la moto de que tu entraste aquí por guapo», sentenciaba Marisa.

Por último, Marisa le recordaba a Rafa Mora porque entró en ‘Sálvame’. «Entraste en un reality del programa e hiciste lo que sabías hacer, el friki con la ex-mujer de un presentador. ¡Anda ya hombre! Que a mí no me vendes la moto. No me la contestes, que yo ya sé de qué palo vas», concluía sin querer seguir hablando con él. «Pero le tiene que escuchar», le pedía Adela González.