Crítica de la semana: En el país de los tuertos, el ciego es el rey

ANÁLISIS | Semana del 30 de mayo al 5 de junio de 2022

En España desde que nacemos somos súbdito, nunca ciudadanos. No somos iguales ante la ley, ni tampoco ante los medios. Mientras a uno se los exonera y se los ensalza simplemente por una cuestión de linaje, el resto vivimos subyugados a un sistema que nos reduce a la mera categoría de plebeyos. O eso es lo que se traslada tras la vista del matador de elefantes de hace un par de semanas. No tanto por el sentir de la calle, diverso y plural en todas sus vertientes, sino más bien por el tufo cortesano que se respiró en los medios ante la vista del ex monarca por los mares de Galicia.

No pretendo en este texto de carácter televisivo abrir el debate entre monarquía o república, pero sí que me gustaría poner el foco en el papel lamentable que juega en la mayoría de ocasiones la pequeña pantalla en seguir perpetuando las diferencias entre estratos sociales. No entiendo cómo a día de hoy se sigue quitando hierro a las hazañas de un ser de moral distraída. Por no meterme en follones y no acabar en el exilio como algún que otro rapero, solo diré que si un rey renuncia a la herencia de su padre es porque, probablemente, esta esté manchada de indecencia.

En fin, vayamos al papel de los medios y en concreto al de la televisión a la hora de “informar” sobre la figura de Juan Carlos. Si bien hubo voces críticas en los púlpitos de varios programas ante su escapadita de mariscada y velero, también hubo quien hizo de todo menos periodismo. Señores y señoras en programas de corte político o social, que minimizaron las fechorías del ex novio de Corinna alabando sus bondades durante su etapa como regente.

Por poner un ejemplo, véase a Isabel Rábago en el espacio ‘Viva la vida’. Su argumento pueril y demagogo para bendecir la visita del emérito no fue otro que extrapolar los vítores de cuatro forofos en el puerto de Sanxenxo al sentir de todo un pueblo. La colaboradora se quedó más ancha que larga diciendo que no hacía falta entrar en polémicas, que “el pueblo” ya había hablado mostrando su apoyo a Juan Carlos en la calle. Y lo triste es que este mensaje también fue el que se transmitió a través de otros altavoces.

Excepciones, “haberlas, haylas”. Por suerte desde el Gran Wyoming a María Patiño, y este arco abarca varios géneros, fueron algo menos indulgentes con la visita del emérito. En algo hemos avanzado en los últimos años gracias a la torpeza de la institución monárquica que nos lo ha puesto muy fácil;  si antes las voces críticas con sus tejemanejes eran inexistentes, ahora existen más valientes que se atreven a poner en cuestión el papel de los miembros o ex miembros de la casa real.

Y cuando alguien decide contar la verdad y no masajear, también recibe el favor del público. Esta semana La Sexta estrenó el documental ‘Los Borbones: una familia real‘ y la audiencia respondió con un excelente 17,1% de share. Datos que hacía tiempo que no se veían en la cadena verde y que vienen a demostrar que, más allá del interés que despierta esta familia desestructurada, lo que tienen ganas de ver sus súbditos son también sus aristas.

El primer capítulo de la serie real nos regaló un trabajo de orfebrería periodística, combinando el entretenimiento con el rigor documental. Sin miedo y con una narrativa sin pausa, ‘Los Borbones’ lograron enganchar al público complementando a la perfección las imágenes de archivo, los testimonios y el relato biográfico.

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