La demoledora denuncia contra el videoclip de Rigoberta Bandini con acusaciones de censura y montaje

Tras el estreno del videoclip de ‘Ay mamá’, Rigoberta Bandini ha tenido que hacer frente a las acusaciones de censura que hace una extrabajadora.

El pasado ‘Día de la madre’ Rigoberta Bandini estrenó el esperado videoclip de su canción más sonada, ‘Ay mamá‘. El equipo comandado por la cantante decidió apostar por este día tan simbólico para satisfacer los deseos de los seguidores de Rigoberta. Tras dicho estreno, muchos fueron los halagos a un vídeo copado por los mensajes que la cantante lanza a través de su letra e imágenes.

A pesar de recibir infinidad de críticas positivas, dicho momento se ha visto enturbiado por las críticas que una extrabajadora ha vertido contra el proyecto. La joven, que en un primer momento iba a participar, acuso serias acusaciones de censura. La denuncia de esta trabajadora se resume en que, a pesar de haber grabado a seis mujeres sacándose su pecho, el equipo de la cantante ha decidido finalmente prescindir de dichas imágenes.

La experiencia de la artista con ‘Ay mamá’

«Quiero contar mi experiencia y la de compañeras mías trabajando en el videoclip de Ay Mamá de Rigoberta Bandini. No lo hago para crear odio hacia ella. Pero me parece importante exponer que a veces las cosas no están cambiando tanto como nos hacen ver. Hace meses se pusieron en contacto conmigo y con compañeras activistas feministas para formar parte del videoclip de ‘Ay Mamá’. Querían grabar escenas en las que enseñáramos nuestros pechos para luchar contra la censura tanto con la letra de la canción como con el videoclip», fueron sus primeras palabras.

Lejos de quedarse callada, la extrabajadora prosiguió denunciando la situación a la que ha tenido que hacer frente. «Como tanto mis compañeras como yo hemos hecho algunas sesiones de fotos de desnudo reivindicativo y nos sentimos cómodas en este ámbito, aceptamos la propuesta y así lo hicimos: estuvimos en el estudio una tarde completa junto a todo el equipo de grabación del videoclip», exclamó.

Sin embargo, la problemática llegó cuando recibió la llamada en la que se renunciaba a su aportación al vídeo musical: «Nos grabaron un gran número de escenas preciosas: pechos grandes, pequeños. Unos más caídos que otros. Estrías, cicatrices, pezones pequeños, medianos, grandes. Mujeres racializadas, mujeres con un solo pecho. Mujeres jóvenes y mujeres maduras. En resumen: diversidad y realidad. Salimos del rodaje encantadas con la increíble sensación de que por fin estaban cambiando las cosas, y grandes proyectos audiovisuales empezaban a crear de una manera más inclusiva y consciente, sin miedo a la censura y sin miedo a las mujeres reales. Pero todo se desmoronó».

Así pues, la demandante no pudo evitar mostrar su desacuerdo con la decisión tomada: «Cuatro días antes del estreno, nos avisan de que finalmente los pechos no saldrán en el videoclip. ¿Por qué? Al director no le encajan. ¿Qué irónico no? Un hombre decide que los pechos y su diversidad no encajan en una canción que dice «no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas«.

Ante ello, Nazareth, como así se llama la joven, no ha podido ocultar su disconformidad con el proyecto final. «En resumen, quería un video bonito pero que no pique demasiado, no vaya a ser que moleste de verdad. Pero qué quieres que te diga, si eres capaz de que una cara gigante de Mark Zuckerberg hecha en 3D regulero encaje en el videoclip, si quieres y te apetece y empatizas, puedes hacer que escenas de pechos reales encajen en una canción que habla del miedo a los pechos reales. Si a un director no le encajan unos pechos, la culpa no la tiene Marc Z, la tiene el director mismo y nadie más«.

Finalmente, la artista zanjó el tema de la siguiente forma: «No sienta bien que te desnudes por un mensaje y al final no encajes, te echen del mensaje. Cuesta creer que un videoclip admita láseres en los pechos, pero pechos cicatrizados no. Que admita pechos de obras de arte, pero que los pechos reales no sean dignos de salir en obras de arte llamadas videoclips. Delacroix tuvo más agallas, la verdad. En fin, doy gracias a las seis mujeres que ese día enseñamos los pechos y nos apoyamos con miradas, sonrisas y ánimos durante toda la tarde. Estamos haciendo las cosas bien, chicas, que nadie nos tape, ni los pechos, ni nuestras voces, ni nuestro mensaje. No sé por qué acabaron dando tanto miedo nuestras tetas».

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