Cuando ‘Alta Tensión’ pide a gritos regresar a la parrilla de Telecinco cuanto antes y por qué

Christian Gálvez 'Alta Tensión'
Christian Gálvez 'Alta Tensión'

La fulgurante trayectoria de ‘Alta Tensión’ en los mediodías de Cuatro y la decadencia de ‘Ya son las ocho’ avalarían la decisión.

Alta Tensión‘ hacía su primera descarga en Telecinco el pasado 2 de agosto. Presentado por un atesorado de la comunicación como Christian Gálvez, buscaba abrirse hueco en una época propicia para testear formatos como es el verano. No obstante, la particularidad de este concurso es que no era nuevo en la pequeña pantalla. Aunque quizás fuera poco o nada conocido por el target más juvenil, la realidad es que su desembarco en la parrilla televisiva venía a ser su tercera vida después de una primera etapa en Antena 3 (1998-1999) y una segunda en Cuatro (2006-2008).

El programa llegaba precisamente en un momento de ávida necesidad en la cadena de Mediaset por poseer un concurso que pronto les sacara de la amarga y sentida orfandad que había dejado ‘Pasapalabra’ en su programación. Un formato que, además, había pasado a ser una espada de Damocles, un rival ‘a cara de perro’ con su salto a Antena 3. Con la pérdida del concurso por antonomasia de la televisión -uno de los mayores tropiezos de su historia- comenzaban sus clásicos bandazos y a dar palos de ciego.

El craso error fue encomendarse a ‘Sálvame’ con una edición ‘Banana’ y, más tarde, ‘Tomate’ que supliera el agujero negro que se les había quedado en una franja tan determinante como esa para la fratricida lucha por repartirse el mejor trozo de tarta en audiencias. Medidas sin fuste y, evidentemente, cortoplacistas que les acababan explotando en la cara. Primero, provocando un serio desgaste en el programa de La Fábrica de la Tele y, segundo, contribuyendo a que el público huyera sin retorno a la competencia.

Conscientes de que se situaban en el lado equivocado, decidieron modificar su estrategia in extremis resucitando un concurso tan emblemático y universalizado como ‘El Precio Justo’. Sin embargo, su incursión hizo honor a ese dicho popular de que segundas o terceras oportunidades nunca fueron buenas. Aparte de que su mecánica se apreciaba vetusta y trasnochada para la tele actual, ya se le habían dado demasiadas alas a un todopoderoso ‘Pasapalabra’. Resultado: fracaso y cancelación.

No obstante, en Mediaset no cejaron en su empeño y siguieron buscando otro concurso con el que dar en la tecla. No solo era imprescindible cubrir ese gran vacío, sino que, por cuestiones de imagen, también era providencial para el canal presumir de una oferta de ese cariz, alejada del universo de los realities y de las enraizadas tertulias del corazón que inundan su parrilla. Y en esa búsqueda, se dio luz verde a ‘Alta Tensión’.

La tensión, complejidad y la cultura general que exigía le distanciaba considerablemente de ‘El Precio Justo’, que no reunía ninguno de esos ingredientes y que se basaba mayormente en el azar. Sin obviar, por supuesto, que el regreso de Christian Gálvez, figura reconocida y encomiada por el espectador afín a los concursos, era una pieza trascendental para componer el puzzle. Con todo, la apuesta se erigía relativamente ambiciosa y, a priori, con bastantes opciones de conquistar la parrilla.

Así, desembarcó el 2 de agosto de 2021. Para sorpresa, se le adjudicó un access prime time que se movió con resultados nada desdeñables a lo largo del mes (11-15%) para ser, tradicionalmente, otra franja maldita para Telecinco habituada al undígito. Sin embargo, cuando parecía despegar, llegó la temporada alta de septiembre y ‘Alta Tensión’ fue trasladado de 20 a 21 horas con el menoscabo que eso suponía en lo que a fidelidad se refiere.

No hacía falta ser pitoniso para adivinar que ese arriesgado movimiento podría terminar condenando al formato. Y efectivamente. Eso y la insigne falta de paciencia de los directivos del grupo empresarial provocaron que, a las pocas semanas, quedara relegado a las mañanas de Cuatro. Sin duda, el formato no se merecía ser un parche más del canal secundario de Mediaset y el espectador tampoco merecía que el programa sustituto fuera ‘Ya son las ocho‘. Un espacio que no suma a la industria audiovisual. Resta.

Y resta porque es una apuesta más por el directo y la actualidad y una innecesaria réplica de ‘Ya es mediodía’ sin nada que aportar a la televisión, que ha acentuado la desconexión con el público y que está en las antípodas de lo que éste reclama a esa hora. Así se entiende el estrepitoso fracaso que arrastra desde su estreno, pero no las oportunidades que se le están brindado durante todos estos meses en los que, para más inri, Tele5 ha caído a los infiernos con sus peores métricas históricas.

Todo, mientras ‘Alta Tensión’ ha ido escalando posiciones, dando la campanada en Cuatro y encadenando máximos de audiencia en las últimas semanas. En definitiva, la cara y la cruz: mientras ‘Ya son las 8’ demuestra una debilidad de la que no se va a recuperar jamás, el concurso -que ha ido incorporando acertadas novedades en su mecánica- se fortalece. Una sintomatología que debería reconsiderar en los despachos si ‘Alta Tensión’ tiene que regresar a la cadena madre de forma inminente.

Su ascendente trayectoria en los mediodías de Cuatro avalarían la decisión y que el programa de Sonsoles Ónega no haya mejorado los datos, sino que incluso los haya empeorado, no la hacen nada descabellada. Telecinco no se puede permitir la decadencia que está experimentando en una banda horaria sine qua non para auspiciar la segunda edición de los informativos y, por extensión, el prime time.

Por último, como escenario muy remoto y por muy disparatado que parezca, tampoco sería mala opción probar suerte en sobremesa en detrimento de la duración de ‘Ya es mediodía’ pese a sus buenos datos. Más aún cuando ya hay un sector del público fraternizado en esa franja con el formato. A quien corresponda, lean y tomen nota.

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