Crítica de la semana: Una mentira, dos productoras y una cadena que se frota las manos

ANÁLISIS | Semana del 2 al 8 de mayo de 2022

Hace unas semanas escribía sobre Marta Riesco refiriéndome a ella como un personaje bizarro, de esos elementos tan desesperados por la fama que terminan resultando graciosos. La veía como algo inocuo, capaz de regalarnos momentos muy televisivos gracias a sus delirios de grandeza. En ese artículo, lo único que le reprochaba era su mal gusto escogiendo pareja. Pero mucho cambiaron las cosas desde entonces. Lejos de mantenerse alejada del fango trazando su propio guion independiente, la periodista decidió meterse de lleno en el vertedero que regenta su novio.

Vamos a los hechos sin extendernos mucho. Como ya sabemos todos, o por lo menos parte de la gente de bien de este país, Marta Riesco contaba hace una semana en ‘Ya son las ocho‘ que Rocío Carrasco la había llamado para ofrecerle trabajo. Ante la algarabía y el nulo escrutinio por parte de Sonsoles Ónega, la colaboradora se venía arriba y empezaba a cavar su propia tumba con una fantasía imposible de asumir hasta para ‘Dora, la exploradora‘. Sus palabras engrasaban la maquinaria de toda una cadena que empezaba a trabajar a destajo para ir añadiendo leña al fuego.

Y en ese momento aparecieron las hienas habituales Telecinco y la productora ‘Unicorn’, la “fachi panda” de  colaboradores dispuesta a cargar las tintas siempre que se puede contra la hija de Rocío Jurado. Esta vez fueron tan torpes que se agarraron a las mentiras de Riesco y la mierda les llegó hasta el cuello cuando la pillaron con el carrito del helado. Apoyándola hasta la ridiculez y con una fe ciega digna de los fieles del Palmar de Troya, Miguel Ángel Nicolás, Beatriz Cortázar o Paloma Barrientos dieron por válidas sus palabras dejándose llevar por el odio que les corroe contra Rocío Carrasco y La Fábrica de la tele. Como hooligans auparon a la nueva secuaz de Antonio David hasta que esta quedó retratada gracias al testimonio de Carrasco y a las pruebas aportadas. Obviamente ni pidieron perdón ni lo pedirán por dar voz a una mentira sin cuestionar en ningún momento el argumento aportado. El periodismo ni lo ejercen, ni lo conocen.

Con todo el jaleo derivado de la falsa llamada salió a relucir una guerra entre productoras que lleva fraguándose desde la emisión de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’. Dos maneras de entender la tele, y el mundo en general, que chocaron con virulencia esta vez de cara al público. Jorge Javier Vázquez no se cortó ni un pelo a la hora atacar a Riesco y a todas sus cheerleaders. Llegó llamar cenutria a la susodicha y a poner en evidencia, gracias al trabajo de orfebrería del equipo del programa, todas las mentiras de Marta y el escaso rigor de los periodistas que la secundaron.

«En pocos meses hemos asistido el nacimiento y destierro de Marta Riesco, una mujer que solo soñaba con ser famosa»

Para gloria de los espectadores y de la propia cadena, Jorge Javier Vázquez regaló junto a Rocío Carrasco uno de los mejores ‘Sálvame’ de los últimos meses, elevando los registros del programa hasta un excelente 17,5% de share. ‘Ya son las ocho’, que vino justo después, subió ligeramente sus datos hasta un 12,7%, y ‘El programa de Ana Rosa‘ la mañana siguiente logró un estupendo 19,5%. Todos ganaron con las mentiras de Marta menos ella, que lejos de ver como su carrera despegaba hasta el Olimpo de la mediocridad, vio como la cadena la apartaba momentáneamente de delante del foco.

Aunque es muy probable que vuelva en un futuro no muy lejano, en pocos meses hemos asistido el nacimiento y el destierro de una mujer que solo soñaba con ser famosa. Marta Riesco ya apuntaba maneras hace unos años. Solo hacía falta darse una vuelta por los pasillos de Mediaset para darse cuenta que algo pasaba con Marta. No era ni medio normal encontrársela delante de la máquina de café a las nueve de la mañana emperifollada como si fuera a una fiesta de fin de año organizada por Aramís Fuster. Y oye, cualquier madre le diría a su hijo/a que para salir en la tele hay que ir arreglado, pero entre la contención y el exceso, Risco siempre escogía lo segundo.

A pesar de todo lo ocurrido, por mucho que la Riesco televisiva haya pasado a mejor vida, no podemos decir eso tan castizo de “muerto el perro, muerta la rabia”. Ahí sigue, esparciéndose por los platós de Telecinco a través de las voces de los negacioncitas de la violencia de género en general, o de Rocío Carrasco, en particular.

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