Crítica de la semana: La mami llegó y arrasó en Eurovisión

ANÁLISIS | Semana del 9 al 15 de mayo de 2022

La televisión nos regala momentos que sabemos que serán irrepetibles. Días marcados en el calendario de la historia popular por su impacto en la memoria colectiva de todo un país. La participación de Chanel en Eurovisión fue vivida antes, durante y después de su ejecución como un acontecimiento que logró contagiar la alegría y el orgullo por todos los rincones de España. No se trataba tanto de ser más o menos patriótico, sino de rendirse a la evidencia y disfrutar por un momento de una de las mejores propuestas que ha llevado RTVE durante toda la historia del festival de la canción por excelencia.

Chanel llegó y arrasó. Haciendo del trabajo y de un talento inconmensurable su mejor virtud. Sí, en España hay grandes voces, como en todas partes, pero el nivel de la propuesta de la cantante cubano-catalana no está al alcance de nadie. Puede sonar exagerado, pero es que no recuerdo a ninguna artista española que haya ofrecido nunca una actuación en directo con un nivel tan alto de complejidad. Imposible caer de lleno en el hechizo; no hay un solo pero que echarle en cara. Desde la composición del tema, que es un auténtico hitazo de esos que no se queman a los dos días, a la propuesta escénica que combina a la perfección la idiosincrasia latina con las referencias urbanas más actuales.

El problema es que uno muy rápidamente se acostumbra a lo bueno y tiende a olvidar todos los años que lleva en el pozo. Mira Toni Cantó. Quedar terceros en Eurovisión es algo inaudito en todo lo que llevamos de siglo XXI, y probablemente tardaremos algún tiempo a volver a vivir algo parecido. Así que gracias Chanel. Por hacernos soñar por un día, por llevarnos contigo de la mano hasta el desenlace final de las votaciones. Teníamos la autoestima bastante baja y ayer nos creímos dignos de todos los puntos recibidos, celebrando cada 12 como si fueran los goles de Iniesta en la final del Mundial. Ojala algún día se cambien las tornas del símil futbolístico y se diga que se celebran las victorias de un equipo de futbol como si fueran la final de Eurovisión.

Cada voto por Chanel, y fueron muchos, supuso una ostia de realidad para todos aquellos que menospreciaron su calidad artística. No ganó lo que viene siendo el premio, pero ganó en muchas otras cosas. Por ejemplo, reivindicar por todo lo alto el trabajo de tantas actrices que llegan a Madrid para cumplir un sueño y se pasan años sirviendo copas en un bar. A Chanel nadie le ha regalado nada, más bien todo lo contrario, ha encontrado muchas piedras en el camino. Desde su elección en el Benidorm Fest, en la que solo hacía falta no estar poseído por el fanatismo para darse cuenta que la suya era la mejor propuesta para llevar a Eurovisión, hasta anoche con alguien que todavía no había  superado que una mujer puede llevar el culo al aire si le da la gana y ser más feminista que Simone de Beauvoir

Los datos de audiencia hablan por sí solos. Más de 7 millones de espectadores vieron la actuación de Chanel y casi 8 millones de españoles se reunieron frente al televisor para ver el momento de las votaciones. Esto en el año 2022 es un hito televisivo que demuestra la dimensión del fenómeno. Y lo mejor del dato no es esto, es que las cuotas de share crecen entre los espectadores más jóvenes. Chanel es un ejemplo de esfuerzo, de persistencia y desde ayer un referente para muchos niños y niñas. Y ya era hora que en España los críos que no quieran ser Messi o Cristiano Ronaldo tengan en sus casas a otros ídolos a los que también se les aplauda y vitoree desde el sofá con sus padres.

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