Crítica de la semana: Marc Seguí, Paz Padilla y el perdón

ANÁLISIS | Semana del 17 al 23 de enero de 2022

Si algo bueno hemos heredado de la religión es el valor del perdón. Algo que concedemos y que dice mucho más de nosotros que de quienes lo reciben. Perdonar nos hace grandes y a la vez más empáticos, ya que no sabemos cuando seremos nosotros quien pequemos y tengamos que recurrir a la magnificencia de los otros. Todos hemos pedido perdón alguna vez, hasta un rey ausente amante de la caza ilegal africana.

Esta semana el cantante Marc Seguí visitó ‘La Resistencia’ de Movistar +, y más allá de su entrevista, el revuelo se coció en la previa. Fueron muchos los incondicionales del programa, o simpatizantes, que se indignaron con la presencia del mallorquín en el programa de Broncano debido a unos tuits machistas y homófobos que escribió el susodicho en 2017. Unos textos denunciables que van más allá del típico chascarrillo asqueroso de Arévalo y compañía.

La gente tiene todo el derecho a estar ofendida por el cantante, faltaría más, pero creo que después de su paso por ‘La Resistencia’ deberíamos replantearnos algunos aspectos de la cultura de la cancelación, en este caso en concreto y en algunos otros en general. Hay ciertas variables que le eximen y que no deberían cerrarle las puertas de la televisión eternamente: la edad que tenía cuando los escribió, el castigo que ha recibido por parte de la opinión pública sumado a cierto veto mediático y la más importante…que ya ha pedido perdón varias veces por lo escrito.

No sabemos si este perdón es verdadero o si hay algo de interés en sus palabras. En todo caso, analizar la veracidad de sus disculpas ya es un terreno muy subjetivo y libre de interpretaciones. Yo en su entrevista con Broncano me lo creí, llamadme crédulo. Casi todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Y debe pagar por ello cierta penitencia. Pero el castigo nunca puede ser eterno, sino de nada serviría la reinserción.

No sé si el chico tiene talento para la música, tampoco lo tienen otros y ahí están, pero merece ahora las mismas oportunidades que el resto. Siempre es mejor convencer que repudiar, forma parte de un aprendizaje compartido. Un aprendizaje en el que también es necesario el castigo,  pero este deber ser aplicado en su justa medida y revisable en función de los avances del condenado.

Si con Marc Seguí lo he tenido bastante claro, sin ser yo Dios ni nada de eso, con Paz Padilla ando un poco más perdido. Tengo sentimientos encontrados. La humorista ha sido una de las protagonistas de la semana, junto a Marc Seguí y a la chica del autotune que quería ir a Eurovisión, por marcharse del plató de ‘Sálvame’ tras una bronca monumental con Belén Esteban por su postura algo ambigua sobre la vacunación.

Esta semana Paz Padilla, que en su día dijo que las vacunas no servían para nada, matizó sus palabras alegando que estaban sacadas de contexto. Lo siento Paz, pero no, la frase es la que es por mucho que la contextualices. Y es muy peligroso que alguien con tanta exposición pública pueda soltar estas catetadas en un medio de comunicación sin ser reprendida por ello.

La presentadora tuvo la oportunidad de retractarse y prefirió virar el discurso hacia el acoso y los insultos que había recibido en las redes por sus afirmaciones. Pero creo que lo de Paz Padilla ya no es una cuestión de perdón, sinceramente pienso que necesita alejarse de los medios durante un largo periodo. No soy yo especialista en salud mental para aventurarme con un diagnóstico, pero sí que a nivel televisivo puedo decir que está totalmente desubicada. Ya son demasiadas las burradas toleradas y creo que no hay mala intención por su parte. Por ello, por su bien y por el de todos, debería tomarse un descanso.

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Ana Rosa Quintana y Paz Padilla en 'TardeAR'.
María Patiño y Lydia Lozano en 'Sálvame'.