Crítica de la semana: Cuadernos de verano para homófobos

ANÁLISIS | Semana del 5 al 11 de julio de 2021

Aunque no lo parezca, la televisión tiene un papel educativo. O por lo menos, a muchos les sirvió de pequeños para acercarse a realidades que no tenían al alcance en su día a día. Así que más allá de resaltar las malas praxis que han inundado esta semana la pequeña pantalla tras el asesinato de Samuel Luiz, también hay que poner en valor el material divulgativo recomendado para todos los cromañones que sostienen el heteropatriarcado.

Primer cuaderno de verano para educar a los homófobos: ‘Maricón perdido’. La serie escrita por Bob Pop nos lleva de viaje por la cara menos amable de la homosexualidad, o de la vida en general. Esa que no aparece en los anuncios de ‘El Corte inglés’ ni en el Instagram de Pelayo Díaz. Vidas que se complican única y exclusivamente por el mal encaje de la diferencia en el marco de la normatividad establecida. Un mundo en el que ser maricón, gordo o “cojo” solo se perdona si tienes dinero.

‘Maricón perdido’ es un relato autobiográfico no apto para espectadores complacientes. Es tan duro como real, y no se anda con subterfugios visuales ni musicales para hacer más amable el trance. Tampoco estamos hablando de una serie densa o de una dureza extrema, pero sí que sobresale del modelo habitual de las series de temática LGTBI en el que todos los dramas se terminan cuando el chico o la chica guapos salen del armario.

La ficción de TNT cuenta con un reparto sólido, en el que destacan clásicas modernas como Candela Peña o el descubrimiento de Gabriel Sánchez. Este último encarna la figura de Bob Pop en su adolescencia, transmitiendo a la perfección esa mezcla de vergüenza y tristeza que acompaña al 99% de los niños LGTBI. Por el desprecio al que se enfrentan al no saben esconder quién son, ya que probablemente ni ellos mismos lo sepan.  Un dolor infringido por los cabestros y toda su corte, que solo consiguen conservar sus tronos de testosterona a través de la violencia

La segunda recomendación televisiva es ‘Polonia: ¿zona libre de LGTBI?’, que puede verse en Movistar+. Este reportaje capitaneado por Jon Sistiaga muestra hasta qué punto hay que estar alerta para no retroceder en libertades que hasta la fecha parecen incuestionables. Cómo el veneno de la ultraderecha se va colando en las instituciones hasta conseguir sus propósitos homófobos, primero con discursos más velados y cuando ya se consolidan en el poder con toda su dureza. 

Esta pieza de Sistiaga analiza cómo no tan lejos de España, en Polonia, dónde 1940 se señalaba a los judíos y se les retenía en guetos por el simple hecho de serlo, ahora se delimitan partes de su territorio como zonas libres gays y lesbianas. Los ultras polacos lo revisten de una supuesta ideología LGTBI que pretende adoctrinar a los niños, pero al final lo que quieren es que los homosexuales se queden en sus casas encerrados y solo salgan de ellas con traje y corbata.

Y el tercer cuaderno de verano para homófobos son las intervenciones de Jorge Javier Vázquez. Probablemente los hay más preparados en la temática o con un currículum más impoluto en actitudes ejemplares, pero su libertad desacomplejada a la hora de mostrar lo que es y sus reivindicaciones ante audiencias tan masivas son una patada en la entrepierna para reaccionarios.  Esta semana, en la que se hizo tan necesaria la denuncia social tras el asesinato de Samuel Luiz en A Coruña, el presentador de ‘Supervivientes’ fue de los pocos en poner el dedo acusador sobre un país que tiene todavía muchas lacras por extirpar.

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