Jorge Javier no se calla y hace un inusitado retrato a María Patiño: le suelta cuatro frases muy sinceras

Jorge Javier Vázquez dedica a su amiga María Patiño su blog en ‘Lecturas’, donde reflexiona sobre su carácter

Jorge Javier Vázquez y María Patiño son grandes amigos desde hace años, por eso, el presentador de ‘Supervivientes’ es uno de los que mejor conocen a la periodista. Por lo tanto, si hay alguien que puede hablar largo y tendido sobre el carácter de María Patiño, ese es Jorge Javier. Y así lo ha hecho.

 A través de su blog de ‘Lecturas’, el de Badalona le ha dedicado a su compañera y amiga unas reflexivas palabras que, a buen seguro, ella tendrá en cuenta en un futuro.

«¿Ha sido siempre María Patiño tan intensa?», comienza preguntándose el presentador. Y se contesta a sí mismo en una primera frase: «Creo que sí, pero con los años ha ido a más, lo cual me parece algo digno de elogio». De esta forma, pone en valor esa capacidad para no dejarse llevar por la desidia con el paso de los años, algo que es muy importante.

Jorge Javier asegura conocer «a pocas personas tan entregadas al análisis como María. Yo la envidio porque a veces tengo que hacer verdaderos esfuerzos para que no se me note un poquito de tedio vital, pero ella, inasequible al desaliento, se enfrenta diariamente a la realidad con el ímpetu olímpico», añade en su segunda gran reflexión.

«Tiene la capacidad de pasar del cabreo a la risa»

«A mí en el trabajo me divierte mucho porque se ha convertido en todo un referente de la televisión de entretenimiento. Se pone como las cabras con las trampas que le ponen en ‘Sálvame’. Se enfada, se muestra herida, airada, menospreciada cuando no se le deja hablar más de media hora seguida sin interrupción», prosigue Jorge Javier en su tercera descripción, recordando alguno de los momentos que ha protagonizado su compañera en el programa de Telecinco.

No obstante, señala que «luego tiene la capacidad de pasar del cabreo a la risa, porque los años le han enseñado que en el fondo nuestro trabajo tiene mucho de ridículo», concluye en su cuarta y última frase.