Bombazo final en ‘La Isla de las Tentaciones 3’ con pedida de matrimonio y solo una pareja viva, seis meses después

La Isla de las Tentaciones final
La Isla de las Tentaciones final

Crónica de la gala final de ‘La Isla de las Tentaciones 3’ con el reencuentro seis meses después de Jesús y Marina, Claudia y Raúl, Diego y Lola, Lucía y Manuel y Hugo y Lara.

El reencuentro de las parejas seis meses después. Una de las galas, aunque sea la última, que siempre es de las más potentes e interesantes deLa Isla de las Tentaciones‘. Y en esta tercera edición lo ha sido como en las anteriores. Nos ha emocionado y nos ha entristecido. Por diferentes parejas. Pero ha sido un gusto de programa.

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Empezamos con Jesús y Marina. Obviamente ya sabíamos que no seguían juntos. Eso sí que hubiera sido un bombazo. Marina está feliz, incluso parece que tiene un ligero mareo o dolor de cabeza, cuando tiene que hablar de su vida pasada. Tal y como nos dice ella, le ha cambiado mucho la vida. Pero nos confiesa que Jesús quiso volver. Hace unos meses, ella le llamó para hablar con él, necesitaba sentirse mejor, y él fue a la puerta de su casa en coche. Una vez dentro del vehículo ambos, empezar a hablar, pero llegados a un momento, Jesús intentó besarle el cuello y tener algo más con ella. Algo que lógicamente Marina no quería. Así nos lo explica ella, que asegura que cree que Jesús todavía siente algo de amor.

Jesús dice lo contrario y empieza un enfrentamiento en directo donde él, con mucho grito y aspavientos, asegura que Marina es una mentira, que eso nunca pasó, que no hubo intento de besarla y que tiene mucha cara dura. No sé si es por la trayectoria de Jesús, o porque a veces el lenguaje corporal es muy poderoso, pero creo que Jesús mentía todo el tiempo. Que lo que dice Marina es verdad, pero que obviamente no va a reconocerlo. Marina ha intentado que Jesús le mirara a los ojos para decir la verdad, pero no ha habido manera.

No es lo único que nos explica Marina, ya que también gracias a ella hemos podido saber que Jesús, en el avión que les traía a España, envió mensajes a todos sus amigos y familiares, de él y de ella, explicando todo lo que había hecho Marina en la isla. Detallando hoguera por hoguera. Muy desagradable, la verdad. Y poco acertado.

Jesús asegura que está feliz, mejor que nunca. Y que está soltero. Marina no. Marina está con Isaac. Aunque decidió irse sola, ellos se han buscado y encontrado fuera. Ella ha ido a Sevilla, él a Barcelona. Y así llevan estos meses. Aunque su idea es irse a vivir juntos a la misma ciudad porque no llevan bien la distancia. Lo único en lo que ambos coinciden es que agradecen su paso por la isla para haberse dado cuenta de que la persona que tenían al lado no era la adecuada. No será la única, ya lo sabemos.

La segunda pareja, la que más nos emocionó. Claudia y Raúl. Aunque los cebos nos dejaban ver cosas, no me lo quería creer. Pero así era. Claudia entra sola, porque ya no está con Raúl. Aunque ella decidió irse con él de la hoguera final, parece ser, que a la semana, ella no estaba bien. Seguía en una burbuja, no conectaba con Raúl… y como ella no se atrevía a dejarlo, fue él, que en un acto de dura generosidad, decidió dejarla para que volara y fuera feliz. En ese tiempo, Toni, su tentador, se había ido a vivir a Canarias, parece ser, para estar cerca. Estuvieron dos meses juntos, pero ella no estaba bien tampoco, echando de menos a Raúl, y quedaron como amigos. Menos mal. ¿Y qué ha pasado con Raúl? Pues mientras, él ha llorado mucho. La quiere con locura y le hubiera gustado estar juntos en este reencuentro, pero no ha podido ser. Eso sí, se han seguido viendo, cada semana, y a veces pasan cosas, porque están muy bien, pero no están juntos. Mientras nos explican todo esto, Claudia llora, los dos se emocionan, se dan la mano y se cuidan. Y como espectadora solo puedes pensar que qué pena y que ojalá sus caminos se vuelvan a encontrar.

Diego y Lola, grandes protagonistas de esta edición, pero yo creo que ya habíamos vivido tanto de ellos, que el reencuentro se ha hecho un poco light. Por eso y porque tampoco se han tirado los platos a la cabeza. Lo más destacable, la custodia del perro. Que finalmente es compartida y con el que pasan dos meses cada uno. Diego sigue soltero, tranquilo, con el pensamiento de que el reality le ha hecho mejor persona, y Lola… pues no. Aunque ella quería vivir, estar sola, y todo lo que nos había repetido mil veces. No está soltera. No está con Carlos, pero si con un chico. Aunque no era su idea, asegura que no lo ha podido controlar.

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Y llegan las manitas relajás. Lucía y Manuel. Menudos. Lucía, visiblemente más tranquila y feliz, asegura estarlo. Que menudo se ha quitado de encima. Pero también tienen confesiones que hacer. Y es que en el famoso avión de vuelta a España, Jesús le suplicó volver y se besaron largo y tendido. La versión de Lucía es que Jesús le suplicó volver, le lloró, le besó… y ella lógicamente, comío estaba muy débil, se dejó querer. La versión de Manuel es algo distinta. Se besaron todo el rato, pero ella era la que suplicaba. Eso sí, al bajarse del avión, él se quedó con Fiama en Madrid. Todo muy lógico, ¿verdad?

Durante el reencuentro todo han sido reproches y gritos. Incluso Sandra Barneda ha tenido que ponerlos de pie, de cara a la pared como a los niños pequeños porque no dejaban de increparse y gritarse. Manuel la ha intentado ridiculizar, incluso dejando caer que ella también es «una pone cuernos» como él y que están cortados por el mismo patrón. Y Lucia respondía con más gritos y alucinando con su chulería. En cuanto al amor, por separado, Lucía está sola y preocupándose solo de ella; mientras Manuel, también está viviendo la vida, seguramente aprovechando ese «tirón» que el cree que tiene para hacer todo lo que pueda. No está con Fiama, que también la hemos tenido por aquí. Quedaron juntos en Madrid, pero vieron que lo suyo era pura atracción sexual pero que para el día a día no funcionaban. Lo que más me ha gustado ha sido el beso de despedida de Fiama y Lucía, sin odiarse mutuamente, que suele pasar, lo hemos visto, y siendo cordiales y educadas, ante todo.

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Y, por último, y menos mal que acabamos así, la prueba de que el amor puede triunfar y seguir adelante en ‘La isla de las tentaciones’. Hugo y Lara estan enamorados, están mejor que antes, les ha servido para darse cuenta de lo que se quieren, para no ser celosos, o serlo menos, y para seguir para adelante sin dudas y felices. No se arrepienten de haber entrado, aunque Hugo duda si volvería a hacerlo. ¿Y entonces, habrá boda? Pues parece que sí, porque Hugo, a escasos minutos de acabar el programa, se arrodilla, saca una caja con anillo, y le pide matrimonio a Lara, que obviamente responde con una si, una sonrisa de oreja a oreja y besos y más besos. Y con una propuesta de madrina para Sandra Barneda que no había cerrado la boca del asombro.

Bonito final, que nos hace pensar que sí se puede. Que a veces se salvan. Y aunque lo otro, nos llama más la atención, es más entretenido, engancha más y es el show que queremos, no está de más tener un poquito también de esto para compensar. Una vez más un gustazo de gala, y un gustazo de temporada. Ahora ya no le tengo miedo a una cuarta, como si le tuve a la tercera, porque sé que el equipo del programa encuentra castings maravillosos y siguen haciendo ediciones con ritmo, contenido e intensas como solo ellos saben. ¿Así que… nos leemos en la cuarta?

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