La crítica de la semana: Un otoño de telenovela

ANÁLISIS | Semana del 28 de setiembre al 4 de octubre de 2020

La tele no entiende de tendencias. Los culebrones hacía siglos que no tenían un hueco en el prime time de las televisiones generalistas y ahora una telenovela turca sonríe triunfante tres noches a la semana. Hay que arriesgar para ganar; Antena 3 apostó y acertó de pleno en julio con el estreno de ‘Mujer’. La serie no solo se convirtió en la revelación del verano sino que es actualmente una de las propuestas más consolidadas de la temporada. Lo que parecía un mero relleno para los meses estivales es hoy en día el principal dolor de cabeza de Telecinco. Le ganó la partida el lunes al ‘Idol Kids’ de Isabel Pantoja y el martes se merendó el estreno de ‘Patria’ en abierto. Muy mal programada, por cierto.

Y es que Mediaset tiene gran parte de culpa en el éxito de ‘Mujer’. Más allá del fenómeno de las series turcas, hay un gran número de talibanes/as que siguen incondicionalmente cualquier ficción que venga del país otomano, el triunfo del culebrón nocturno de Antena 3 se sustenta principalmente en la pasividad de Telecinco durante el verano. La cadena que gobierna Paolo Vasile, emborrachada de éxito tras meses de liderazgo ininterrumpido, decidió que julio y agosto eran meses para tirarse a la bartola a esperar que llegara setiembre. La propuesta audiovisual de Mediaset durante el verano fue la nada, pecó de soberbia y este exceso de confianza propició el auge de ‘Mujer’ en Antena 3. Los consumidores habituales de Telecinco buscaron refugio en la competencia y cayeron rendidos a los encantos de Bahar.

El fenómeno turco es un boom y si encuentra un hueco en la parrilla para consolidarse puede ser letal. ‘Mujer’ reproduce los mismos esquemas que en la mayoría de telenovelas procedentes de Turquía: lucha de clases, amores imposibles y mujeres al borde de un ataque de nervios. Escenas en las que prácticamente no pasa nada a nivel visual, un plano único alargado hasta el infinito, acompañadas por una música de tensión infernal capaz de despertar de la siesta a cualquier octogenario. Viene a ser un poco esos minutos eternos de ‘Oliver y Benji’ en los que se veía a un jugador correr por el campo de fútbol sin que ocurriera absolutamente nada.

Y si hay un público fiel a los culebrones ficcionados, cuando estos están protagonizados por personajes reales la audiencia se multiplica. Ya sucedió con el ‘Merlos Place’ en abril y ahora es el turno del ‘Mainat Place’. España es un país adicto a las miserias ajenas y tenemos una cadena de televisión que es una virtuosa en este género. El binomio Telecinco-calamidades patrias funciona a la perfección y solo hace falta un poco de materia prima para que la cadena haga uso de todo su engranaje para atrapar a la audiencia. El Deluxe marcaba un estupendo 18,1% de share con la visita de Alina, la rusa, y su inseparable peluche de cocodrilo. Ver para creer.

El caso Mainat reúne todos los ingredientes para matar el aburrimiento de millones de españoles semiconfinados. Un intento de asesinato, una herencia millonaria y una colección de pelucas para escapar de las miradas indiscretas. Un culebrón que vale más por lo que calla que por lo que cuenta y del que pueden salir un sinfín de personajes secundarios con ganas de ganar cuatro duros. Cuentan que hay más de 20 personas viviendo en casa del fundador de Gestmusic, entre TP’s de oro usados como ceniceros y discos de la Trinca tirados por el jardín. Si a la vida turbia del protagonista le sumas los muchos enemigos en el camino que deja un productor de televisión, hay ‘Mainat Place’ para rato.

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