La crítica de la semana: Pongamos que hablan de Madrid

ANÁLISIS | Semana del 14 al 20 de setiembre de 2020

La crisis sanitaria que atraviesa la Comunidad de Madrid es analizada por los predicadores televisivos en función de sus filias políticas.

No se habla de otra cosa esta semana que de la agitada vida de las Campos y del rebrote que padece la capital de España. El primer tema permite todo tipo de opinadores, pero para el segundo hay que tener algo de criterio para plantarse delante de un micro y expresar un diagnóstico. Lo que pasa en Madrid asusta, a los que habitan en ella y a los que lo miramos de lejos, y a veces encender el televisor más que una ayuda puede desembocar un estado de ansiedad colectivo.

Hay que estar atento a la hora de escuchar opiniones en los medios de comunicación y saber de qué pie cojea cada uno. Por ejemplo, Ana Rosa o la hermana secreta de Esperanza Gracia. Con ella siempre hay que tener cuidado, a la que puede te inocula su veneno. Esta semana soltaba las mayores burradas sobre Bildu, utilizando un símil de parvulario al comparar a la formación vasca con una bacteria tóxica, pero a la hora de juzgar la gestión de Isabel Díaz Ayuso todo eran paños calientes.

Ana Rosa que fue beligerante con el Gobierno del Estado durante el primer confinamiento ahora utiliza las expresiones como «no es el momento de buscar culpables» o «ahora no toca hacer política». Y lo dice ella, con todos sus ovarios. Ella, que durante la primera ola del virus llevaba un crespón negro cada mañana para recordar a la víctimas, ahora luce sin lazos en la solapa. Parece que los muertos duelen menos según por donde venga la gestión. Sánchez e Iglesias eran prácticamente dos sepultureros en abril y Ayuso solo es una señora que pasaba por ahí.

La derecha mediática tenía que buscarse esta semana un chivo expiatorio para salir del paso y no han encontrado nada más cutre que criticar los 4 días de vacaciones de Fernando Simón. Viendo que el tema de echarle la culpa a los independentistas de todo lo malo que sucede en España ya no funciona, tienen que ir a hurgar en la vida privada de sus objetivos ideológicos para distraer la atención de sus feligreses.

Pudimos ver varios debates televisivos esta semana analizando la escapada de Simón con Jesús Calleja, con tertulianos enardecidos atizando al doctor como si sus días de ocio fueran los culpables de la situación que atraviesa Madrid. Ahora es el momento de hablar de Madrid, no dejemos que nos entretengan con polémicas estériles sobre epidemiólogos que bucean por los mares de las islas baleares. 

No hay nada más hipócrita que la política, y de rebote el seguidismo informativo. Uno moldea su opinión en función de las acciones que protagonizan sus gurús ideológicos. Lo que ayer servía para defenestrar a otros debería aplicarse de la misma forma cuando la mierda salpica a los tuyos. Y los medios de comunicación deberían seguir este camino para tener un mínimo de credibilidad y no convertirse uncialmente en trincheras políticas.  De la mala gestión del Covid no se salva ni Catalunya, ni Madrid ni Alpedrete.

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