María Teresa Campos acudía el pasado viernes a hacerse un chequeo médico rutinario y no le sentó bien la presencia de los medios.
María Teresa Campos acudía el pasado viernes al hospital para someterse a una revisión médica. Irremediablemente, la veterana comunicadora se encontraba a la salida del mismo con varios periodistas que quisieron preguntarle cómo se encontraba.
La presencia de los periodistas no pareció gustar demasiada a la Campos. Acompañada de Gustavo, su hombre de confianza, la matriarca rehuyó cualquier tipo de contacto con los allí presentes, limitándose a repetir reiteradamente las mismas palabras: “buenos días”.
Visiblemente molesta, María Teresa se metía en el coche dando un sonoro portazo y sin atender a la prensa. Hay que recordar que hace unos días ya expresó su hastío hacia determinados medios de comunicación por lo que ella considera que es una “persecución” hacia su persona.
En cualquier caso, y pese a sus reticencias a llamar la atención, la presentadora hacía acto de presencia con un jersey muy llamativo con el que se la distinguía muy fácilmente. Sin embargo, y pese a ello, la malagueña no cedía y abandonaba las instalaciones con el mismo gesto contrariado.
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