Crítica de la semana: La tele de Cero

ANÁLISIS | Semana del 11 al 17 de noviembre de 2019

La artesanía televisiva de nuestro país tiene en Cero el mejor taller para elaborar sus obras. No es casualidad que Movistar+ haya sido la cadena más premiada en los Ondas entregados esta semana.

El apasionante mundo de las audiencias es también el lastre que frena la creatividad televisiva. Hay excepciones, claro está, pero cuesta encontrar en las cadenas generalistas enfoques que rompan con el criterio establecido. El riesgo puede acarrear el éxito más absoluto, ‘Gran Hermano’ o ‘Operación Triunfo’ son buenos ejemplos de ello, pero también puede suponer el desprecio de una audiencia conservadora que siempre consume el mismo menú.

Trabajar sin la tiranía del share es el punto de partida sobre el que pivotan los productos generados por Movistar+. Esta libertad aparente provoca que la plataforma de pago asuma retos audiovisuales menos convencionales. Transgresión narrativa y estética son las señas de identidad de la casa. Pero no solo de libertad creativa vive Cero, el talento acompaña. Gran ejemplo de ello es ‘Vida perfecta’, la serie dirigida y protagonizada por Leticia Dolera que va mucho más allá de la reivindicación feminista con la que fue etiquetada. Y sí, lo reconozco, pensaba que sería como una novela de Bridget Jones con pretensiones de cinta alternativa. Y me equivoqué, es lo que tienen los prejuicios.

‘Vida perfecta’ propone al espectador planteamientos poco comunes en realidades bastante probables en la vida de cualquiera. No deja de contar lo de siempre pero desde una óptica actualizada, desmonta los tópicos para explotar verdades calladas, esas que nos suceden a todos pero que cuestan de verbalizar en público, e incluso de aceptar uno mismo. Dolera presenta un espectro de personajes con vivencias que nunca se cuentan en Instagram, desnuda la generación que roza los cuarenta sirviendo en bandeja todos los miedos que omiten.

El elenco al completo luce cada página del guión, con secundarios de lujo como Carmen Machi o Pedro Casablanc. Pero uno no puede dejar de destacar una de las mejores interpretaciones masculinas que se han visto este año, llevada a cabo por Enric Auquer y su adorable Gari. ¡Menudo animal de la escena!

No solo de ficción vive Cero, su atrevimiento en el género del entretenimiento también le  da sus frutos. Ejemplo de ello el de una reportera de ‘Las que faltaban’ que un día decide enseñar los pechos en un photocall y termina siendo más conocida que el propio programa. Susi Caramelo es mucho más que unos pezones al viento, es la gracia de un buen guión y el talento de una intérprete con grandes dosis de improvisación. El secreto de la reportera más viral es el contraste que se produce entre los ambientes encorsetados a los que asiste y la caradura del personaje. Entre flashes, poses imposibles y declaraciones insustanciales aparece Susi Caramelo para desdibujar el protocolo asumido. Algo de espontaneidad en la feria de las vanidades.

Buena ficción, buen entretenimiento y también grandes series documentales son las que se pueden ver en Cero. ‘ETA, el final del silencio’ enmudecía el pasado a los espectadores con el capítulo dedicado al asesinato de Miguel Ángel Blanco. Un nombre que también debe formar parte de la memoria histórica de España y que desafortunadamente las nuevas generaciones no conocen. Las imágenes de la reacción del pueblo vasco al asesinato del concejal son de las más contundentes de nuestra historia reciente. Una pieza audiovisual de artesanía con un trabajo de documentación virtuoso y cuidado al milímetro. Llevado a cabo por Jon Sistiaga, no necesita de  juicios de valor porque con la honestidad con la que se presenta el recuerdo ya se juzga por sí solo.

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