Sofía Suescun, expulsada de ‘GH Dúo’ y destronada como reina de los realities

La concursante ha sido eliminada en su primera nominación y en un duelo fratricida con María Jesús, una de sus mayores enemigas, a la que le ha valido el sorpasso para continuar en Guadalix.

Torres más altas han caído y este es precisamente uno de los casos que mejor ilustran el dicho popular. Sofía Suescun ha caído derrotada frente a María Jesús, archienemiga declarada desde ‘Supervivientes 2018’ y rival en un duelo de infarto que ha acabado ganando contra todo pronóstico. Y eso es así porque nadie apostaba un duro por la miss y casi todos las pronósticos se posicionaban del lado de la pamplonesa. Sin embargo, parece que las quinielas se han pulverizado y la audiencia del programa ha caído por fin en la cuenta de que el personaje que la hija de la «elegida de Dios» ha dibujado en los realities es verdaderamente inaceptable. Y sobre todo, motivo de indigestiones que no tenemos por qué seguir sufriendo si se pueden remediar con esta dolorosa y merecida puesta de «patitas en la calle».

El pulso entre ambas concursantes lo iniciaba María Jesús, que salió reforzada el pasado jueves cuando del mismo modo venció en su duelo -menos ajustado- con Candela Acevedo, ex pareja del aún concursante Antonio Tejado. La jiennense, que ha mantenido encarnizados encontronazos con Suescun, buscaba sorprendentemente lo que se ha producido en la sexta gala de ‘GH DÚO’. Por un lado, era una actitud de valorar por su gran valentía, pues otros participantes -como Kiko Rivera o Irene Rosales sin ir más lejos- son más de preservar un perfil bajo y eludir la palestra cuanto más mejor. Sin embargo, también es cierto que por ser tan osada corría el riesgo de caer rendida ante la que, hasta ahora, ostentaba el título de ‘reina de los realities’.

Por supuesto, podría ocurrir, ya lo vimos en ‘GH 16’ cuando el concursante Quique se quiso medir con Suso Álvarez autonominándose, que el público, que se gasta el dinero en marcar los tiempos de cada concursante, castigara esa falta de humildad y ese exceso de seguridad que ralla la soberbia y la arrogancia. Pero, en este caso, no ha sido así. Si bien es cierto que a María Jesús tampoco le estremecía la posibilidad de que su concurso concluyera aquí, sabedora de que más allá de Guadalíx hay vida. Y en esta ocasión nos referimos más bien a los platós que se va a recorrer de punta a punta para abordar esa espantosa y enfermiza relación que ha mantenido con Julio Ruz. Una relación que alcanzó límites infranqueables y que desembocaron en la expulsión disciplinaria de Ruz.

Sin embargo, con lo sucedido en la noche de este jueves, parece que esos platós van a tener que esperar un poco más. La ‘miss’ se ha convertido en la ‘más’ y se ha anotado dos victorias. Esta última le debe saborear muy bien, porque ha conseguido lo inimaginable hasta la fecha: echar a la calle a la que se suponía predilecta de los formatos de telerrealidad de Telecinco. Los ‘sofistas’, esa legión que tanto invoca en cada uno de los directos, y ese millón de seguidores en ‘instagram’ del que saca músculo habitualmente, no han podido contener la desazón y el profundo desagrado que ha generado en el que es su tercer reality en apenas tres años. Lo que los millennials llaman ‘hateo’. Un sentimiento que se ha generalizado y que se ha impuesto a la cerrazón de quienes se empeñan en apludir todas las conductar de Sofía. Ya sean aceptables o intolerables, como la inmensa mayoría.

En cualquier caso, ya no nos podemos llevar las manos a la cabeza. Estamos curados de espanto y tristemente inmunizados. Porque es lo que ocurrió también en Honduras no hace muchos meses. En cambio, esta vez se decidió premiar la mala educación, la inquina y, en definitiva, todo lo que deshumaniza a una persona que se precie. Y todo ello, bajo el paragüas de la sinceridad sobrevalorada, el supuesto realismo y la autenticidad que muchos abanderan. Una completa mamarrachada con la que se intenta justificar lo injustificable. Con la que se intenta redimir lo que no debe tener cabida en televisión. Con la que todos esos discursos desairados por la igualdad, por el pacifismo y contra el acoso se convierten en proclamaciones estériles si ponemos el foco en personajes como Sofía Suescun, que no representaría ninguno de esos valores.

En fin, podríamos decir que es una noche de celebración entre los fieles seguidores del universo reality. Porque se ha conseguido desalojar a una chica que debería hacer un examen de conciencia en cuanto se estabilice, si es que llega a lograrlo, una vez se asiente de nuevo en la vida normal. Esa que no esperaba visitar tan pronto, aunque esta vez, para su desgracia, sí tenemos que decir que hay dos sin tres. Y una vez haga ese ejercicio, le instamos a tomar el rumbo acertado. No tanto el de la televisión y más el de una facultad en la que continúe ese grado de psicología que apenas comenzó y con el que le auguramos oportunidades de trabajo nada más terminar: tratarse a sí misma y, quizás, a su madre. Y no solo por su cuestionable comportamiento basado en brillar a costa de triturar a quienes no le entran por el ojo . Es más una cuestión de zafarse de lo que suena a añejo. De lo que está trillado y no se puede explotar más. Su oportunidad se agota, su personaje se encuentra en los últimos estertores y su reinado ha firmado su sentencia de muerte a 7 de febrero de 2019.

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