Por qué ‘Sálvame’ debería estudiarse en las universidades

Pese a ser un programa de prensa rosa del que la mayoría rehúye públicamente, el buque insignia de Telecinco debe su éxito a una brutal transformación hacia un reality.

En 2009 ‘Sálvame’ iniciaba sus emisiones tras ‘Supervivientes’. Muy rápidamente el programa saltaba a las tardes como ‘Sálvame Diario’ debido a sus buenos datos de audiencia, y poco a poco, la crónica rosa se abría paso. Ahora, en noviembre de 2018 el programa está a punto de cumplir 10 años en antena con sus continuas idas y venidas. En estos casi diez años, el programa se ha convertido en un formato digno de análisis por su evolución.

Además, ha sabido explotar su tirón en diferentes formatos como el ‘Deluxe’ o ‘Las Bodas de Sálvame’, que se complementaban con la emisión diaria y que aliviaban la pesada carga de contenidos. Porque el programa no se puede permitir un descanso de vacaciones debido a que es fruto de su propia inercia, una máquina que no puede parar para no quedarse desfasada.

El formato producido por la Fábrica de la tele sabe lo que necesita el público, y ha creado un código propio que le identifica y engancha a partes iguales. Para empezar, el plató no se queda en el espacio que queda bajo los focos. Todo el estudio y las instalaciones de Mediaset España son parte de su atrezzo. Todo puede pasar en el programa estrella de Vasile, hasta la entrega de una notificación judicial en los mismísimos tornos de acceso a Mediaset.

Además, consigue un terreno de cercanía con el espectador. Lo mismo tienes a Terelu Campos comiendo un yogurt en un primer plano – del cuál son expertos a golpe de zoom para dar dramatismo y humor – o a Mila Ximénez corriendo al baño sin ningún disimulo. Sin olvidar a Belén Esteban hablando por teléfono mientras sale del plató a voces.

Todos sus colaboradores han pasado a ser personajes. El guión del programa tras nueve años y medio de emisión ha provocado que, hasta el último colaborador en llegar se convierta en el topo de la boda de su compañero en plena batalla en los platós con su hijo.

Además, ‘Sálvame’ no deja la comedia atrás. Todos sus temas llevan implícito un cierto humor que alivia la duración del programa, en parte por sus presentadores y colaboradores, que, ante un drama como que Aramís Fuster invente que viva en la calle, Kiko Hernández y Paz Padilla saquen un biombo y se pongan a perseguir al personaje a golpe de saeta.

También cabe destacar que el formato ha sobrepasado a los presentadores. ‘Sálvame’ es un programa que se adapta a cada presentador donde ellos no son lo que . Por su conducción han pasado Jorge Javier Vázquez, Paz Padilla, Terelu Campos, Kiko Hernández, María Patiño, Raúl Valdeperas, Carlota Corredera y Nuria Marín. Todos ellos sin que el dato de audiencia se vea alterado. Incluso sube, con una posterior resaca como ocurrió en septiembre con la llamada de Isabel Pantoja.

Y todo ello se consigue con una fórmula sorprendente y única en Europa. El programa dura cuatro horas en directo donde un gran equipo que no se ve en pantalla consigue que se traten grandes dosis de contenido. Casi siempre basado en los propios contenidos de la cadena de los que se retroalimenta, donde ni el humor ni la versatilidad han perdido poder, ni parece que lo vaya a hacer. Porque ‘Sálvame’ tiene mucha vida por delante.

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