Una familia de Madrid se intercambia su vida con una independentista catalana en el estreno de ‘Me cambio de apellido’

Cuatro estrena esta noche a las 22.30 horas su nuevo docureality que recuerda al desaparecido ‘Me cambio de familia’.

¿Es el modo de vida de nuestra familia el mejor de todos los posibles? ¿Seríamos más felices si cambiara nuestro día y día y las circunstancias que lo rodean? ¿Cómo sería nuestra existencia si hubiéramos nacido en otra ciudad o en otro ambiente social? Estos interrogantes constituyen el punto de partida de ‘Me cambio de apellido’, nuevo factual que Cuatro estrenará este viernes en prime time. El programa, producido por la cadena en colaboración con Boxfish TV, planteará estas preguntas a 16 familias españolas que intercambiarán sus casas, sus rutinas, sus trabajos y sus entornos para demostrar su capacidad de adaptación y lo sólido (o no) de sus convicciones.

‘Me cambio de apellido’ es ante todo una experiencia inmersiva en la que los participantes se pondrán completamente en la piel de otros y podrán aprender y descubrir cosas no sólo sobre otras realidades, sino también sobre ellos mismos. Costumbrismo, humor y emociones se mezclan en este formato cuyo espíritu recuerda al de ‘Ocho apellidos vascos’. Dos familias estratégicamente opuestas y dos estilos de vida puestos a prueba: así comienza el nuevo programa de Cuatro para la noche de los viernes.

La mecánica: intercambios, anfitriones y una nueva forma de vida a la que adaptarse

Cada entrega de ‘Me cambio de apellido’ arranca con una presentación general en la que se muestran las formas de vida que se van a intercambiar. Antes de iniciar el proceso, las familias dejarán escritas en una pizarra las rutinas y actividades semanales que tendrán que realizar las personas que ocupen temporalmente sus casas y designarán a un ‘anfitrión’ de su confianza que se encargará de supervisar lo que ocurra durante sus días de ausencia.

La experiencia comenzará cuando las familias se crucen en un punto geográfico intermedio y los conductores se cedan temporalmente sus coches y las llaves de sus respectivas viviendas. Cuando lleguen a sus destinos, los miembros de cada familia tendrán que efectuar una inmersión total en la realidad de las personas con la que se han intercambiado, adoptar sus costumbres y realizar las tareas y actividades que les haya indicado en las pizarras. Para ello contarán con el asesoramiento y la ayuda tanto del ‘anfitrión’ como de otros familiares y amigos. Antes de recuperar sus apellidos, los protagonistas de cada entrega se reunirán en un restaurante de carretera en el que intercambiarán sus impresiones sobre la experiencia que han vivido y escucharán las apreciaciones de amigos y familiares que evaluarán su grado de integración en la comunidad.

En la primera entrega, madridistas e independentistas

‘Me cambio de apellido’ comienza con dos familias completamente antagónicas: madridistas e independentistas. Unos, aferrados con orgullo a la España de los toros, el fútbol y el bar; y los segundos, tan ajenos al tipismo que quieren construir su propio estado.

En el madrileño barrio de Vallecas vive la familia Castaño, formada por Toñín, el padre, taurino y madridista hasta la médula; Sonia, la madre y mujer multi-tarea; y sus dos hijos adolescentes: Toñín Junior, muy parecido a su padre, y Rafa, el pequeño de la casa, que va más por libre. Toñín es un personaje emblemático en el mundo del madridismo. Su bar, ‘El rincón de Toñín’, es un auténtico museo del madridismo y el referente vallecano para ver los partidos del Madrid. También se le conoce como El torero Toñín por su amor por el mundo taurino.

La familia Blancafort viene de Les Masies de Voltregà, en Barcelona. Jordi, el padre, y Dolors, la madre, han educado a sus hijas adolescentes, Ivette y Laia, en los postulados independentistas, animalistas, feministas y anti-fútbol. Jordi y Dolors se consideran personas abiertas; de hecho están separados pero viven juntos a la espera de vender su casa y comenzar una nueva vida. Ivet es la hija mayor y la que tiene más carácter; define el fútbol como el “deporte de los tontos”, está en contra de la tauromaquia y le interesa la política y la actualidad. Laia, la pequeña, es más tímida y menos vehemente que su hermana mayor.

Durante el primer programa, los espectadores comprobarán cómo ambas familias pasan del estupor inicial a los esfuerzos de adaptación de cada uno de sus miembros. Entre otras peripecias, Toñín hará un recorrido en bici con un cicerone tan o más independentista que el propio Jordi. Por su parte, el padre de la familia Blancafort accederá a llevar a su hija a una corrida en la mismísima plaza de Las Ventas. ¿Surtirá efecto el cambio de papeles? ¿Llegarán a comprenderse?

En los próximos episodios…

De lo que se come se cría

Si hay algo que España vende con orgullo al mundo es su dieta mediterránea. Pero, de puertas adentro, cada familia interpreta esta famosa dieta a su manera. En esta entrega, los espectadores asistirán al intercambio de apellidos entre dos familias cuya alimentación y forma de vida está en las antípodas: unos son verdaderos devotos del gimnasio y la proteína y los otros, del sofá la tele y los productos precocinados.

Playa o montaña

Por muy diferentes que parezcan, hay algo que une a todas las familias españolas: las vacaciones. Pero no todas tienen el mismo concepto a la hora de ocupar su tiempo de ocio. Mientras unos disfrutan con una playa abarrotada de sombrillas, bocatas y filetes empanados, otros encuentran la felicidad en la soledad de las montañas y con la casa a cuestas. Dos modelos antagónicos difíciles de encajar.

Trabajar para vivir o vivir para trabajar

Dos familias que vinieron a nuestro país en busca de un futuro mejor, aunque cada una la ha encontrado a su manera: unos viven para trabajar y los otros trabajan para vivir y disfrutar. Unos vinieron buscando el sustento que no encuentran en su país y los otros, la libertad del colectivo LGTB. Dos estilos de vida radicalmente distintos que chocarán de frente en el programa. ¿O no?

Analógicos y tecnológicos

De una familia hiperconectada a la red a otra que no entiende ni de likes ni de followers y que dedica su vida a los animales de su granja, todo un experimento sociológico que los espectadores verán en pleno apogeo.

Lonja o Beach Club

El Atlántico y el Mediterráneo son tan diferentes como las ciudades que han crecido en torno a ellos. En el programa, intercambiarán su apellido dos familias que miran al océano de manera muy distinta: unos desde el interior, a bordo de un barco de pesca y otros, desde la playa, en algunos de los más lujosos chiringuitos.

Libertad y libertinaje

La educación de los hijos es la piedra angular en la vida de cualquier hogar español. Y cada casa es un mundo. Estas dos familias tienen diferentes formas de educar a sus hijos: una de ellas basada en estrictas normas, horas de estudio marcadas y agenda llena de actividades extraescolares y la otra bastante menos estructurada y con una mezcla de libertad total y ciertos límites.

Norte y sur

Nada tienen que ver los verdes montes del norte con las cálidas playas del sur. Las familias del norte son fuertes como su clima, robustos como las raíces de sus bosques, fieles a su cuadrilla y perseverantes como su sirimiri. Las del sur son cálidas como su clima y alegres como el sol que siempre las acompaña. O eso dicen los tópicos…

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