Batalla campal entre Sofía Suescun y Alejandro Albalá en los pasillos de Mediaset

La monumental bronca se desató en el plató de ‘Mujeres y hombres y viceversa’ pero continuó por las instalaciones superando los decibelios permitidos.

Parece que la relación tan peculiar que siguen manteniendo a día de hoy Sofía y Alejandro está exactamente en el mismo punto en el que se encontraba durante ‘Supervivientes’. Diles y diretes constantes, reproches injustificados para despojarse de responsabilidades, distanciamientos, acercamientos y vuelta a empezar.

Una rueda, una especie de bucle del que nos han hecho partícipes, que no hace otra cosa que reforzar los argumentos de quienes apuntan que todo forma parte de un montaje consentido para seguir sacando rédito. Algo que no sorprende porque cosas peores y más indecentes nos hemos comido por muy inverosímil que parecieran a priori.

Después de todo el embrollo que nos tejieron concienzudamente desde Honduras, ha sido muy frecuente la participación de ambos por “myhyv”, previsiblemente en un intento desesperado por salvar los discretos datos de audiencia que viene cosechando. Para eso hay que incendiar el plató y, si es haciendo leña del árbol caído para exprimir hasta el último estambre, mejor.

Una supuesta intención de Isabelita Pantoja por coincidir con Alejandro, su ya ex pareja, en el Puerto de Santamaría (Cádiz), lugar que a menudo se convierte en el epicentro del desfase para muchos rostros de este universo, sería el detonante de una bronca desmesurada. Y es que, ya sabemos de buena tinta los berrinches que se coge la pamplonesa cada vez que monta en cólera. Tal fue el aquelarre, que algunos trabajadores de Mediaset fueron testigos de todo, ya que, sin cortarse, prosiguieron la discusión por las instalaciones de la cadena.

Sin embargo, pese a que ha sido un episodio muy reciente, pues sucedió este martes, la pareja no se ha separado ni un segundo y, pese a los rumores que apuntaban a una ruptura definitiva, ‘El Programa del Verano’ ha aclarado que siguen juntos, en su particular «nidito» de amor. Y es que, claro, para ellos todo esto debe ser el pan de cada día.