Por qué ‘Bailando con las estrellas’ merece una segunda temporada

La versión española de ‘Dancing with the stars’ cerró este martes su primera edición en TVE como líder y récord histórico.

‘Bailando con las estrellas’ despidió su primera temporada en La 1 en una gran final que siguieron 1.588.000 espectadores y un gran 14,5% de cuota de pantalla. El talent show de baile con famosos producido por Gestmusic logra un promedio de 1.524.000 seguidores y un 11,9% de cuota en el conjunto de sus galas.

Opening de la gala final de ‘Bailando con las estrellas’

«Gracias por permitirnos hacer un espectáculo blanco, que la televisión atraviesa unas horas muy malas”, declaró su flamante ganador David Bustamante flanqueado por su pareja de baile, Yana Olina. Ahora, la gran pregunta es, ¿son suficientes estos datos de audiencia para dar una segunda oportunidad a ‘Bailando con las estrellas’?

La respuesta es un contundente sí. La adaptación en nuestro país de uno de los formatos internacionales más exitosos es un programa que enriquece la parrilla actual de la televisión. Entre tantos talents con cantantes, cocineros y supervivientes, la gran afición por el baile merece tener un hueco.

Porque ‘Bailando con las estrellas’ llegó con el viento en su contra. Primero, por las comparativas lógicas con un formato del pasado ‘Mira quién baila’ y otro más reciente, ‘Operación Triunfo’, y donde su productora Gestmusic volvía a jugarse el título de la gran factoría de shows televisivos en directo adaptados al siglo XXI. También tuvo que hacer frente al huracán de ‘Supervivientes 2018’, combate al que resistió dignamente con otro modelo muy distinto de hacer televisión.

El del mérito. El de la televisión blanca y familiar. El de situar a la música en primera línea de nuestra televisión. El de un casting de caras posiblemente menos mediáticas, que sin embargo, nos ha descubierto a nuevas estrellas sobre la pista de baile y posiblemente rostros imprescindibles en la televisión del futuro. El de un cuerpo de baile y una orquesta verdaderamente magistrales. También de una selección musical moderna, dispuesta a agradar a un público transversal. Y un Roberto Leal que sigue consolidándose como hándicap para comandar los formatos televisivos más grandes.

En definitiva, un show que con medios y presupuesto mucho más humildes, nos equipara a la altura de los grandes formatos televisivos de EEUU o la británica BBC. Démosle a ‘Bailando’ una nueva oportunidad para pulir defectos y tomar nota de los errores.

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