Una TVE de mierda: El cáncer de España en Eurovisión

Ya han pasado más de 48 horas desde la Final del Festival de Eurovisión en la que Netta y su ‘Toy’ se alzaron como ganadores. En unas votaciones de infarto, la israelí confirmaba las sospechas que apuntaban que el micrófono de cristal volaría hasta Jerusalén como vaticinaban  las apuestas desde que la televisión del país enseñara la canción que los representaría en Lisboa. Pero, ¿y que ha pasado con España?

A pesar de tener una candidatura bastante aplaudida y querida entre el público de nuestro país, Amaia y Alfred no pudieron hacer nada contra la maldición española y acabaron en el puesto 23, solo por delante de Reino Unido, Finlandia y la anfitriona Portugal. A ojos externos, se podría decir que el dúo salido de ‘Operación Triunfo’ tuvo solamente la mala suerte que acompaña a nuestro país en el concurso, pero si se rasca un poco la superficie, veremos que la mierda que siempre rodea a la candidatura tarda más bien poco en salir a flote.

Este año, y sin que sirva de precedentes, España contaba con una candidatura competitiva en la que cantante y canción iban -más o menos- a la par, algo que falla a la hora de escoger la carta de presentación del país ante Europa, pues se suele premiar la voz antes que la composición, olvidando que estamos ante una competición musical en donde la gran parte del peso del triunfo descansa sobre una buena canción. Prueba de ello, es que hasta el primer ensayo Amaia y Alfred ocupaban los primeros puestos en las casa de apuestas.

Pero entonces llego el gran cáncer de España en el euro festival: la puesta en escena. Tener una buena canción y unos intérpretes acordes no es suficiente, hace falta entrar por los ojos del espectador porque, que no se nos olvide, estamos ante un concurso musical pensado para la televisión y en el que el público parte y reparte el pastel final.

A pesar de ser una canción sencilla que no requiere de grandes artificios, ‘Tu Canción’ se desmereció completamente en el escenario del Altice Arena y el público así lo castigo, relegando a los jóvenes a la tercera peor posición del televoto. Una presentación sosa, inconexa y falta de gancho fue lo máximo que TVE de la mano de Gestmusic pudo ofrecer al dúo de jóvenes, quienes serán responsabilizados del descalabre anual durante gran parte de su carrera, cuando la única responsable de esto es una y clara: Televisión Española.

El ente público no se ha esforzado lo más mínimo en cuidar la oportunidad de oro que tenia entre manos de lavar su imagen después de años desencadenado fracaso tras fracaso, provocando únicamente devaluar el festival a nivel profesional y que ningún artista, con bastante razón, quiera poner en manos de la cadena su participación en el formato. La única solución posible para esta situación es una limpieza en cuerpo y alma de la delegación patria, como ya en su momento hicieron Bulgaria y Francia, países que conformaban, junto a España, la ruina eurovisiva.

Desde que estos países han saneado a los responsables de su candidatura, no paran de aparecer en las quinielas de los favoritos, de generar buenas actuaciones y de cuidar al eruofan de su país escuchándolo, mimándolo y sobre todo, reconociendo sus errores, algo que aquí se soluciona con un simple «así son las cosas», cuando a la jefa de delegación de nuestro país se le pide que haga balance y autocrítica después del Festival.

Vale ya de poner excusas basadas en el vecinismo, en la envidia generada por los países votantes o en que Europa nos tiene manía por estar en el Big5 que garantiza una plaza en la final, que todos estos argumentos propios de barra de bar pueden ser fácilmente derruidos con visionar el trabajo de cualquier delegación que haya hecho bien su trabajo sin importar la situación geográfica e/o histórica de su territorio. Vamos a pararnos a pensar si sale rentable maltratar un formato que tantas alegrías da a la cadena a un precio tan rentable, y si es verdad que no salimos del fondo de la parte derecha de la tabla porque no gustamos o porque no apostamos por una buena canción defendida por un cantante acorde y sostenida en una puesta en escena trabajada. Que no somos el país que más últimos puestos encadena por no llevar calidad, sino por exportar dejadez y mala gana. Porque igual, si TVE ocupa siempre las últimas plazas es porque no merece más, aunque a ellos les importe más bien poco el sacrificar el prestigio de dos jóvenes que están empezando y que contaban con los ánimos de todo un país.

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