¿Deberían existir los reality shows de niños?

Las diferentes cadenas de televisión emiten shows donde los más pequeños son los verdaderos protagonistas para atraer la atención del público, pero al igual que otros formatos televisivos de la misma índole la polémica está asegurada.

Hace tan solo unas semanas se estrenó la quinta entrega del conocido concurso MasterChef Junior. Como cada temporada, las dudas sobre si este concurso es bueno para el crecimiento psicológico de los niños vuelven a estar en el punto de mira, sobre todo en las redes sociales. Obviamente el trato que reciben los niños es más cariñoso que en las ediciones de mayores, pero eso no quita que haya cierta tensión que acaban, en el gran número de los casos, en lágrimas y sollozos por parte de los participantes.

Lo que más se le valora a los concursantes es obviamente su gran destreza para preparar platos culinarios sorprendentes, pero no siempre eligen a aquellos que más maña tienen, si no aquellos que puedan lidiar con la tensión que se experimenta al trabajar delante de las cámaras. Pero, ¿cómo se produce ese proceso de selección? a través de diferentes pruebas psicológicas y de actitud por parte de un psicólogos experimentados, aunque eso no quite que al fin y al cabo sean niños.

Las redes sociales también pueden ser un arma de doble filo para los concursantes. Una vez aparecen en antena, todos los participantes están expuesto a todo tipo de comentarios en internet. Una persona adulta puede lidiar con comentarios ofensivos hacía su persona, pero no es lo mismo si la víctima es un niño. Situaciones parecidas han sucedido en ediciones anteriores del programa.

Además, ¿es peligroso que los niños cocinen? los pequeños que aparecen en la pequeña pantalla están acostumbrados a estar delante de los fogones, por que lo que es un tanto inhóspito que tengan algún que otro accidente culinario. Los concursantes trabajan con utensilios, como cuchillos, adaptados siempre a su edad, pero hay que tener cuidado cuando están delante de agua hirviendo o utilizando un horno. No tienen la maestría ni el recorrido de un chef con trayectoria, aunque tengan un gran talento culinario.

En este tipo de concursos los niños conocen de primera mano la competitividad del mundo de los adultos. Obviamente llegará un día en que conozcan como sus próximos retos profesionales estarán cargados de dedicación, esfuerzo y competencia. Pero conocer realmente la competitividad a la temprana edad de  8 años y de manera pública puede generar estrés entre los más pequeños. Aunque los padres de los pequeños, que al fin y al cabo recae en ellos la participación de los niños en el programa, aseguran que sus hijos aprenden, hacen nuevas amistades y ganan una experiencia de lo más positiva y enriquecedora.

Otra consecuencia de este tipo de «realities» es el rechazo. Los niños se exponen cada semana a que sean rechazados con la eliminación progresiva de los concursantes. A no ser que lleguen a ser ganadores del concurso, todos los niños van a ir experimentando esa sensación de rechazo que equivale a sentir que alguien es mejor que ellos.

Otros concursos que generan o han generado críticas son La Voz Kids, Pequeños Gigantes, El número Uno y demás. Aunque concursar en un reality show de tal magnitud no sólo tiene consecuencias negativas para los niños. Los pequeños de la casa aprenden, y mucho. Además de conocer más sobre los entresijos de los shows, conocen como superarse a sí mismos y, al mismo tiempo, se les prepara para lo que les espera más adelante. La vida adulta.

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