OPINIÓN | Hija, cuida de tus malos hábitos

Por Jesús Carmona.

El porqué de las cosas catódicas.

La segunda entrega de ‘Las Campos’ en Telecinco ha dado un giro de vuelta, o quizás no tan reversible. En esta merienda televisiva , o postre cuasi noctámbulo, Terelu ha puesto más paciencia en el asador, si ésta cabe. Se han explotado miradas cargadas de ‘cállates’, y dobles y triples sentidos. 
Si se respiraba en el subsuelo del sentido la temática del agobio mediático, servidor ha percibido otras cosas. Más terrenales, dolientes y hasta torticeras con expresiones mohínas. Silenciosas y mortíferas, silentes. Mamá no comulga con los excesos de una hija, la cual pone un socaire en su despropósito físico alegando temas genéticos, ante la mirada materna carcajeante y pudorosa. 
Campos hija no casa, por más que interprete en una mala obra teatrera, con los amoríos tardíos y equívocos de una madre en sequía de gestos amorosos. Considera que su madre cometió una torpeza mayúscula al hermanarse con un señor que solo se dedica a sonreír y a pintar árboles muertos. Si Terelu se retoza en consuelo es únicamente  porque Teresa está abrigada en sábanas revolcadas de prebendas. 
En este segundo y último espacio se explayan los detalles cual lupa malvada. Cuando la madre escabulle cual ratero en casa ajena,no sólo para las hijas sino para las amigas, su amor por Bigote, es más imploran éstas su presencia y Teresa enmudece; cuando desaprueba que Terelu beba. 
Bah, esto se merece un aparte. Poco generosa se muestra dicha madre en tamaño asunto de marras. Ok, Terelu disfruta de la noche y engulle con la misma avidez el vaso de zumo que una copa de alcohol, pero la generosidad de una madre pasa por otras lindes. Quizás, por no acuchillarla con miradas contrariadas cuando un médico del test genético la aconseja. «Quizás, si dejara los malos hábitos…», remata María Teresa.  Ahí Terelu se gira punzante. He visto más benevolencia por parte de una hija que por su progenitora. 
Querida Teresa Campos, y me consta lo que voy a sentenciar ahora, igual que tus hijas se retuercen por parapetar su opinión, e igual que se estriñen cada vez que aparece Bigote Arrocet en pantalla, practica el mismo ejemplo. Ah, por cierto, y si María, tu asistencia, cobra protagonismo, no la pises. Voy a tener que pensar que tienes una personalidad mentecata. Ay, ay…

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