OPINIÓN | Risto y su difícil tarea de volver a engatusar al espectador

  Por Miguel Bermejo.

Tras el descanso estival, Risto vuelve con ganas de portarse mal y llevar a los famosos a su rincón, en el cuál ya no sólo se pensara si no que también se sufrirá, se reirá y se sentirá. Y esta es una de las principales novedades del programa, que variará su nombre y, en parte, su espíritu. Pero que nadie se alarme porque, aunque el espacio lleve un título diferente, Risto seguirá siendo Risto y sus entrevistas no perderán el estilo que le ha traído hasta aquí.

Ese es su principal valor dado que, en un género tan difícil como es el de las entrevistas, lo que marca la diferencia es el sello propio que el entrevistador le imprime a cada conversación. Y eso Risto lo sabe y juega con ello. El catalán despierta filias y fobias de forma salvaje y ese es su principal valor: no dejar indiferente a nadie. Y eso se explica de una forma simple, ya que viene del mundo de la publicidad, donde la indiferencia es igual a fracaso. Risto ha aprovechado todas sus armas de publicista, añadidas su propia personalidad, para formar personaje con el que abordar las entrevistas desde un punto distinto.

Y es que su principal éxito reside en la sinceridad y su falta de pelos en la lengua. Muchos le admiran por su capacidad de preguntar lo que el espectador se está cuestionando en casa, sin cortapisas ni filtros. La gente está harta del prototipo de entrevistador relamido y bienqueda que no ahonda en los verdaderos aspectos que el televidente quiere conocer. Y Risto rompe con ese molde. A veces, quizás, demasiado. Porque su agresividad puede resultar molesta cuando no tiene un orden y no tiene mayor fin que el de incomodar al invitado.

Tras su periplo sentado en el Chester, Mejide se presentaba en Antena 3 con el reto de conseguir el más difícil todavía: continuar con la buena acogida de público y crítica que había logrado su anterior programa. Pero la primera temporada de ‘Al rincón de pensar’ no obtuvo grandes datos de share y las opiniones fueron irregulares. Aún con este panorama, la cadena de San Sebastián de los Reyes tuvo clara su firme apuesta por Risto y le encargó una segunda tanda de episodios.

E hizo bien, ya que las primeras entrevistas de ‘Viajando con Chester’ tampoco fueron especialmente brillantes. Fue a partir de la segunda temporada cuando el comunicador se fue encontrando cómodo y sacó lo mejor de si mismo, con conversaciones tan destacables como la de María Belón o Pedro García Aguado. Risto tiene la difícil tarea de volver a engatusar a los espectadores y de recuperar la esencia que lo hizo triunfar anteriormente. Los primeros invitados, los candidatos a las elecciones catalanas, serán una prueba de fuego. Son personajes que han dado en las últimas semanas decenas de entrevistas y a los que es difícil sacar algo más allá del discurso oficial. Eso sí, no cabe duda de que, si alguien lo puede conseguir, es él.

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